viernes, 14 de marzo de 2008

TIEMPO, TIEMPO, TIEMPO.

Tiempo, tiempo, tiempo, mira lo que ha sido de mí mientras miro alrededor buscando mis posibilidades.
Las palabras de los profetas están escritas en las paredes del metro y en los portales de los bloques de pisos y están susurradas en los sonidos del silencio.
Eres grande Simon.

lunes, 4 de febrero de 2008

LOS PICAS


Dormito en el vuelo de regreso de una ciudad septentrional. Un silencio muy europeo se ha apoderado de la nave. En esto de estar callados y no molestar los septentrionales son los mejores. El propio avión parace agradecer los sonidos del silencio y se desliza con enorme suavidad.  Sólo se escucha el rum-rum de los motores y empiezo a sentir en mi barriga el ronroneo del gato cuando se durmió sobre mí mientras veíamos El tren del Terror en la tele. Ten ahora cuidado no vayas a caer en un sueño profundo y el revisor te pille dormido cuando pase pidiendo los billetes. El pica. Así se decía antes y los había por todas partes. Procuro ponerles buena cara porque son la autoridad y yo soy muy respetuoso con el poder establecido. En cuanto asoman por la puerta voy preparando mi billete y procuro que, aún desde la distancia, vean que dispongo de título válido de viaje, que soy persona de orden. Cuando el pica llega a mi altura, soy el primero en ofrecerle mi billete esperando con ansiedad la llegada de la paz del deber cumplido cuando me lo devuelva debidamente picado. 
Pero en los aviones, ¿hay pica en los aviones? Joder, no hay manera de estar tranquilo, de descabezar un sueño. Y comprendo de pronto que mi vida está llena de picas que yo pongo por todas partes. Picas que me asaltan en los pasillos de los vuelos, en los ascensores y los rellanos, en las porterías y las playas nudistas a las que me escapo de vez en cuando y , siempre, siempre, al doblar la esquina de los sueños. Malditos picas. Dejarme vivir, dejarme dormir, dejarme soñar. Putos picas.

domingo, 3 de febrero de 2008

RENFRO


Ni sabía de su existencía, pero me pusé a rebuscar en internet después de ver en CTK Telling lies in America. Me gustó el papel. Se llamaba Brad Renfro y por lo que he leido ya era bastante famoso a pesar de su juventud. Ha muerto hace dos semanas con 25 ó 26 años. Tenía 16 cuando hizo esta peli. Lo había críado su abuela. La mujer ha muerto unos pocos días más tarde. No es la primera vez que me ocurre. Me intereso por algo y descubro que acaba de desaparecer. ¿Llego tarde? En algo me recordó mi adolescencia y sin embargo él no había nacido cuando yo ya estaba de regreso de unas cuantas excursiones. Hoy me siento a escribir y a recordar que anoche no sabía de su existencia y hoy se que era joven, famoso y que ya no existe.

viernes, 1 de febrero de 2008

INTERNET ES UN PARAISO AHORA Y LOS INDIOS ERAN DE LA INDIA


Una de las grandes utilidades – features - que ofrece el cielo a quienes traspasan sus puertas, previa defunción, es la revelación en modo ciencia infusa de todos los misterios que uno siempre quiso conocer. Pues bien, Internet es el cofre generoso de las revelaciones que no exige matar ni morir para poner a nuestro alcance sus secretos. Cuando, con 13 años, llegó a mis manos el album de Bob Dylan, John Wesley Harding, pasé horas y días intentando adivinar quienes podrían ser aquellos tres misteriosos personajes que le acompañaban sonrientes. Dos parecían indios, o sea apaches, cherokees o navajos, mientras que el tipo que aparecía en segundo plano tenía aspecto de granjero americano. Pensé que tendría que esperar hastallegar al cielo para preguntar por los acompañantes de Dylan. Pero hoy, al clic del ratón, internet me desvela el misterio: La foto la tomó el fotógrafo de Columbia John Berg en Woodstock y los tres personajes que aparecen con Dylan (que, por cierto, lleva la misma chaqueta de piel con la que posó en la portada del Blonde On Blonde) son Purna Das, lider de los Bauls of Bengala y Lakhsman Das, otro Baul, que en aquella época se hospedaban en el granero reformado dentro de la propiedad de Albert Grossman, el manager de Bob Dylan. Sally Grossman, muy servicial, identificó al cuarto miembro del grupo "El que aparece detrás es Charlie Joy... Era un carpintero y cantero local que andaba por allí ese día". En definitiva, los indios eran de la India.
Parecerá una idiotez... sin duda lo era, pero habría ofrecido mi corta vida por descifrar el enigma de los personajes que acompañaban a dios en su jardin de Woodstock.... Pensé en varias opciones que finalmente quedaron reducidas a dos: Indios nativos de la reserva cercana que se habrían hecho amigos de Bob. O bien los músicos de acompañamiento cuyos nombres aparecían en la contraportada: Charlie McCoy, Ken Butrey y Pete Drake. ¿Quién sería quién?. Sin duda el indio alto de la izquierda con sus largos dedos debía ser McCoy el bajista. Entretanto yo escuchaba con devoción una y otra vez las canciones del disco mientras escrutaba los rostros de la portada. Sólo ellos conocían el misterio y por eso me sonreían. Hoy gracias a internet podemos compartir la respuesta todos los mortales. Pero, ¿a quién coño le interesa que los tipos sean baules de la India o Cherokees de Tennessee??
Soñé que vi a San Agustín, tan vivo como tú y como yo. ¿Quién podría hoy cantar algo así y cautivarnos?

jueves, 31 de enero de 2008

NUNCA DESAPARECEREMOS



El largo y tortuoso camino que lleva a tu puerta nunca desaparecerá The long and winding road that leads to your door will never disappear. Sobrecogedor lirismo para un adolescente, más aún porque yo no alcanzaba a distinguir entre will y we’ll, de modo que, cambiado el sujeto de la oración, ya no era el camino, sino nosotros - ¿un amor que no tenía? – los que nunca desapareceríamos. We´ll never disappear, creía oir. El largo y tortuoso camino. Nunca desapareceremos. Y tenía sentido, además, porque coincidía con otras promesas que escuchaba a diario por aquellas fechas lejanas: eternidad tras cruzar este valle de lágrimas. El resto de la canción podía decir misa. Yo permanecía flotando en el principio. Nunca desapareceremos.